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Historia de la Nueva Era


Historia de la Nueva Era – Introducción
Marilyn Ferguson nos da una gran perspectiva sobre la historia de la Nueva Era: "Por primera vez en la historia, la humanidad se ha topado con el tablero de control del cambio—una comprensión de cómo ocurre la transformación. Vivimos en el cambio del cambio, el tiempo en que podemos alinearnos intencionalmente con la naturaleza para la re-creación rápida de nosotros mismos y de nuestras colapsantes instituciones."1

Cuando se trata de historia, la Nueva Era confía en la evolución cósmica para guiar a la humanidad, inexorablemente, hacia la perfección. En todo sentido, los miembros del movimiento de la Nueva Era colocan su fe en la evolución como la salvación de la humanidad.

La fe en la evolución ocasiona que el humanista cósmico vea la historia de la humanidad como un ascenso—un desarrollo desde niveles inferiores de conciencia hasta niveles más elevados de conciencia. La evolución es ascendente porque la fuerza-Dios dentro del universo la hace ascender. Benjamin Ferencz y Ken Keyes explican: "Hemos visto que la humanidad no se mueve simplemente en un círculo vicioso de muerte; está en un ascenso hacia el completar la estructura gubernamental del mundo. Estamos inspirados por nuestro gran progreso hacia el planetarismo."2 En otra parte declaran que su "optimismo está justificado por los hechos."3

En la cosmovisión de la Nueva Era, la historia es progresiva debido a la fuerza de la evolución. Hasta la Segunda Ley de la Termodinámica no desalienta su visión optimista de la historia. Ciertamente, el físico Paul Davies escribe: "Lejos de deslizarse hacia un estado indistinto, el Universo progresa de la indistinción a estados de mayor organización y complejidad. Este progreso cósmico define una flecha global de tiempo que apunta en dirección opuesta a la flecha termodinámica."4


Historia de la Nueva Era – Irrelevancia del Cristianismo
Según la historia de la Nueva Era, parte del "progreso cósmico" es la evolución de religión a religión. Ciertas religiones, según el humanista cósmico, fueron beneficiosas para la evolución de humanidad en ciertos momentos de la historia—hasta que la humanidad las "superó." Por esto, la cosmovisión cristiana puede habernos ayudado en nuestra búsqueda de la divinidad hace mil años, pero hoy es irrecuperablemente caduca. Joseph Campbell dice: "La antigua religión pertenece a otra edad, otra gente, otro conjunto de valores humanos, otro universo. Al volver atrás usted pierde sincronismo con la historia."5 A fin de continuar evolucionando debemos abandonar el cristianismo bíblico.

El movimiento de la Nueva Era se apresura a atribuirle varias fallas al cristianismo. Su falla más grave, por supuesto, es su dogma—la insistencia cristiana de que Cristo es el único Salvador (Juan 14:6). Varios humanistas cósmicos también atacan al cristianismo sobre la base de que es nacionalista, racista, o promueve sentimientos de culpa. Estas fallas entre otras "descalifican [al cristianismo] para el futuro,"6 según Campbell. El cristianismo ya no es relevante, menos aún verdadero. El humanismo cósmico es la única religión apropiada para nuestra era moderna, y él solo puede promover un salto evolutivo a una conciencia más elevada.


Historia de la Nueva Era – El Futuro de la Humanidad es la Divinidad Evolutiva
La evolución garantiza que todos adoptarán eventualmente el humanismo cósmico, y traerá el advenimiento de la Nueva Era. La fe en este progreso sostenido en la Nueva Era ha sido demostrada por varios humanistas cósmicos, más notablemente por M. Scott Peck, quien dice: "Dios quiere que lleguemos a ser Él (o Ella, o Eso). Estamos creciendo hacia la divinidad. Dios es el objetivo de la evolución. Dios es la fuente de la fuerza evolutiva, y Dios es el destino. Esto es lo que queremos decir cuando decimos que Él es el Alfa y la Omega, el principio y el fin."7

La Divinidad Evolutiva describe la trayectoria histórica del humanismo cósmico. La historia humana comenzó por las acciones de una Causa Suprema, y ha estado marcada por una evolución confiable, aunque sangrienta, hacia la Nueva Era. En la Nueva Era, toda la humanidad alcanzará una unidad de conciencia con Dios. Marianne Williamson cree: "Cuando el amor alcance una masa crítica, cuando suficientes personas se vuelvan receptivas a los milagros, el mundo experimentará un cambio radical."8 Este cambio ha sido revelado a través del trabajo canalizado de Un Curso en Milagros. Cada persona será absorbida en un "Abstracto Divino," donde "no hay distinciones, donde ninguna palabra es comunicada, y donde no hay acontecimientos—sólo un ahora estático, eterno."9

Algunos miembros del movimiento de la Nueva Era, insatisfechos con el concepto de la evolución como la fuerza redentora en la historia, han postulado la aparición de un Salvador espiritual que guiará a la humanidad a la conciencia más elevada y utopía. Por esto, Donald H. Yott sugiere que un "Salvador aparece cada dos mil años (más o menos) para las diferentes eras. Cada Salvador trae el tono o la tónica de la era."10 Un espíritu canalizado por Levi H. Dowling proclama: "Pero en las eras venideras, el hombre alcanzará alturas más elevadas. Y entonces, por fin, una gran Alma Maestra vendrá a la tierra para iluminar el camino al trono del hombre perfecto."11

Estas predicciones no intentan negar la influencia de la evolución en nuestro desarrollo. Más bien, simplemente añaden una dimensión "sobrenatural" al progreso humano. Aunque no todos los humanistas cósmicos estarían de acuerdo con la idea de que un nuevo Salvador aparecerá en el futuro, todos estarían de acuerdo con la afirmación de que, a través de la historia, la humanidad evoluciona de una conciencia inferior a una conciencia más elevada.


Historia de la Nueva Era – Conclusión
De una perspectiva de la historia de la Nueva Era, que adopta la evolución como el vehículo para el cambio—que espera que es sólo cuestión de tiempo hasta que la humanidad alcance la perfección—puede esperarse que se incline hacia la complacencia. Si creemos que el proceso evolutivo determinará cómo y cuándo alcanzaremos la divinidad, no debemos preocuparnos con prepararnos para la divinidad en nuestra vida. Los humanistas cósmicos sortean esta actitud apática enfatizando que ya hemos alcanzado un nivel de conciencia que nos permite trabajar en armonía con la evolución para acelerar el advenimiento de la Nueva Era. Esta visión no sólo anima a los humanistas cósmicos a poner en práctica sus creencias, sino que también le permite aquellos con una conciencia más elevada a catapultar la parte "retrógrada" de la humanidad hacia la divinidad.

Shakti Gawain explica: "La conciencia de cada individuo está conectada, y es una parte, de la conciencia de las masas. Cuando un número pequeño, pero significativo, de individuos se ha cambiado a un nuevo nivel de conciencia y ha cambiado significativamente su conducta, ese cambio es sentido en toda la conciencia de las masas."12 Este es el objetivo para el que se preparan todos los humanistas cósmicos, en un esfuerzo de acelerar la completa evolución de todas las cosas. David Spangler describe esto como el "sentido del individuo de ser un co-creador con la historia, de participar en un proceso de evolución consciente y participativo."13

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Notas:
Presentado con autorización del libro:Understanding the Times: The Collision of Today’s Competing Worldviews(Rev. 2nd ed), David Noebel, Summit Press, 2006. Cortesía de John Stonestreet, David Noebel, y del Christian Worldview Ministry en Summit Ministries. Todos los derechos reservados en el original.

1 Marilyn Ferguson, The Aquarian Conspiracy (Los Angeles, CA: J.P. Tarcher, 1980), 71
2 Benjamin B. Ferencz y Ken Keyes, Jr., Planethood (Coos Bay, OR: Vision Books, 1988), 141.
3 Ibid., 33.
4 Paul Davies, “Great Balls of Fire,” New Scientist 24/31 diciembre de 1987, 64
5 Joseph Campbell, The Power of Myth (New York, NY: Doubleday, 1988), 18.
6 Ibid.
7 M. Scott Peck, The Road Less Traveled (New York, NY: Simon and Schuster, 1978), 269–70.
8 Marianne Williamson, A Return to Love: Reflections on the Principles of “A Course in Miracles” (New York, NY: Harper Collins, 1989), 71.
9 Dean C. Halverson, Crystal Clear: Understanding and Reaching New Agers (Colorado Springs, CO: NavPress, 1990), 77.
10 Donald H. Yott, Man and Metaphysics (New York, NY: Weiser, 1980), 74.
11 Levi H. Dowling y Eva H. Dowling, The Aquarian Gospel of Jesus the Christ (Los Angeles, CA: DeVorss & Co., 1972), 24.
12 Shakti Gawain, Living in the Light (San Rafael, CA: New World Library, 1986), 179.
13 David Spangler, Emergence: The Rebirth of the Sacred (New York, NY: Delta/Merloyd Lawrence, 1984), 12.



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