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Sociología Humanista


Sociología Humanista – Introducción
La sociología y la psicología humanista son básicamente dos caras de la misma moneda. Ambas disciplinas actúan sobre las mismas premisas—la sociología se concentra en la sociedad mientras que la psicología se concentra en el individuo. Por esto, los sociólogos humanistas seculares enfrentan la naturaleza no científica de su disciplina, así como los psicólogos humanistas seculares, e intentan redefinir la ciencia para que encaje con su disciplina y excluyen lo sobrenatural.

Escribiendo acerca de la naturaleza científica de las ciencias sociales en El Humanista, Read Bain dice: "El sobrenaturalismo está desapareciendo en todas sus formas. La ciencia lo ha estado destruyendo lentamente por más de trescientos años, con una rápida aceleración durante el último siglo. Su último baluarte está en el ámbito psico-social. Durante los últimos cincuenta años, las ciencias sociales han hecho grandes progresos para convertirse en ciencias naturales, y la mayoría de los anteriores misterios psico-sociales se han convertido en materia de conocimiento científico de rápido desarrollo."1

A pesar del optimismo de Bain, la sociología humanista secular no está en iguales condiciones que las ciencias naturales, y la mayoría de los socialistas humanistas intentan infundir valor a su disciplina a través de medios que no son estrictamente científicos.


Sociología Humanista – El Mejoramiento de la Sociedad
Cuando se trata de sociología humanista, los sociólogos humanistas seculares adoptan como meta el mejoramiento de la sociedad. En este sentido, no trabajan como simples observadores, sino como catalizadores. Patricia Hill Collins cree que "la disciplina de la sociología, por esto, es sumamente política."2 La preocupación de la ciencia contribuye a nuestro actual conocimiento, no a través de políticas, sino a través del método científico. En contraste, el sociólogo humanista secular trabaja a través del activismo para producir cambios en la sociedad. Por ejemplo, el historiador humanista, Vern Bullough, observa: "La política y la ciencia van de la mano. Al final, es el activismo gay lo que determina lo que los investigadores dicen acerca de las personas gais."3


Sociología Humanista – La Sociedad como Mal
Los humanistas seculares ven a los seres humanos como intrínsecamente buenos, aún así, no pueden negar la existencia del mal en la sociedad. En lugar de culpar a las personas por ello, los humanistas seculares culpan a la sociedad y a sus instituciones tradicionales. El psicólogo Erich Fromm habla de "el proceso social que crea al hombre."4 Continúa: "Así como el hombre primitivo era impotente ante las fuerzas naturales, el hombre moderno está indefenso ante las fuerzas sociales y económicas creadas por él mismo."5 El libro de Fromm The Sane Society está basado en la premisa de que la sociedad misma está loca y es una influencia corruptora de individuos.

La sociología humanista secular se enfoca en la investigación y el activismo para re-estructurar a la sociedad, y crear un nuevo orden social basado en valores humanistas. La cultura de hoy, la "vieja cultura," inhibe nuestras inclinaciones naturales hacia el crecimiento y la auto-mejora. Los humanistas seculares desconfían y ven como imperfectas las tradiciones de la sociedad moderna que inhiben nuestro potencial y crecimiento.

Una tradición social de la que los humanistas seculares desconfían especialmente es la religión. Fishman y Benello declaran que la sociología humanista "busca la concreta mejora de la humanidad y es contraria a las teorías que buscan glorificar el status quo o que los seres humanos marchen al mismo paso en la historia en aras de una visión impuesta desde arriba."6 Esta visión se alinea con la creencia del humanismo secular en la evolución y la negación de Dios o de lo sobrenatural.


Sociología Humanista – La Sociedad Auto-Realizadora
Los sociólogos humanistas seculares describen a la nueva sociedad en términos de necesidades humanas. Fromm define a su "sociedad cuerda" como "aquella que concuerda con las necesidades del hombre—no necesariamente con lo que él siente como sus necesidades, porque hasta los objetivos más patológicos pueden sentirse subjetivamente como lo que la persona más desea; sino lo que son objetivamente sus necesidades, en la medida en que pueden ser determinadas por el estudio del hombre."7

Abraham Mazlow, aunque era un psicólogo, también contempló la meta de transformar a la sociedad. Ideó una jerarquía de necesidades humanas y enseñó que nuestra mayor necesidad es la auto-realización (alcanzar todo nuestro potencial). Maurice R. Stein ve a la sociedad evolucionando para satisfacer mejor las necesidades humanas, cuando dice: "la sociología humanista ve a la sociedad como una empresa históricamente en evolución que sólo puede ser comprendida a través de la lucha para liberar las potencialidades humanas."8 El vínculo entre los objetivos de la psicología humanista secular y la sociología está explícito en el resumen de Glass y Staude: "Así como el psicólogo humanístico se preocupa por el cambio individual en una dirección creciente, el sociólogo humanístico se preocupa por una sociedad que estimularía y sostendría tal crecimiento—una sociedad auto-realizadora, por así decirlo."9 Joyce Milton escribió un relato de las ideas y vidas de los principales teóricos que moldearon el humanismo secular. Titulado The Road to Malpsychia: Humanistic Psychology and our Discontents,10 Milton ilustra cómo todavía sufrimos los efectos de sus ideas e innovaciones.


Sociología Humanista – Conclusión
Los humanistas seculares creen que el activismo social producirá una cultura de auto-realización universal. Reese dice: "La gente informada y activa puede convertir a la sociedad en lo que ellos quieran."11 Un optimismo como el de Reese tiende a destacar los defectos de nuestra cultura actual en contraste con la sociedad utópica que los humanistas buscan llevar a cabo. El desdén humanista secular por la sociedad moderna refleja una abierta desconfianza de todas las tradiciones, y un deseo de abandonar o rehacer todas las instituciones sociales existentes.

La institución tradicional de la iglesia debe ser remodelada radicalmente o eliminada de un todo. A este fin, los humanistas han desarrollado sus propias iglesias no tradicionales, aunque estas organizaciones tienen diferentes nombres, tales como Sociedades Éticas. Por ejemplo, el sitio web del Concilio del Humanismo Secular enumera como uno de sus propósitos el proporcionar el mismo tipo de apoyo ofrecido por las iglesias tradicionales y las organizaciones religiosas. Bajo el título "Sirviendo las Necesidades de las Personas No Religiosas," indica: "El Concilio proporciona apoyo y servicios prácticos a las personas no religiosas. Ofrece cursos y campamentos de verano que educan a niños en el pensamiento crítico y los valores éticos. Para los ritos solemnes, como el matrimonio y la muerte, proporciona celebraciones y conmemoraciones dignas, no religiosas. Y ofrece una red nacional de apoyo para familias y padres seculares."

Dos casos de la corte, en 1957, establecieron a las organizaciones humanistas seculares funcionando como sociedades religiosas. Un caso involucraba a un grupo de humanistas que se auto-denominaban la Confraternidad de la Humanidad. Buscaban exención fiscal a fin de utilizar su propiedad para el culto religioso, incluyendo reuniones semanales los domingos, a pesar de sus creencias no-teístas. El otro grupo, la Sociedad Ética Washington, solicitó un estatus exento de impuestos como una organización religiosa. En ambos casos, los tribunales dictaminaron que estas organizaciones funcionaban como organizaciones religiosas tradicionales, aunque tuvieran creencias no tradicionales.

Los humanistas también procuran utilizar a la institución del Estado, especialmente la magistratura, para establecer su agenda, incluyendo tales ideas no tradicionales como el establecer centros de guardería estatales, siguiendo una interpretación estrecha de la separación de la Iglesia (queriendo decir la Iglesia cristiana) y el Estado, y dictando leyes a favor de los derechos de los homosexuales, el matrimonio homosexual, el aborto voluntario, y los derechos de los animales. A este fin, los humanistas en los Estados Unidos, con la ayuda de la Unión Americana de Derechos Civiles, demandan la erradicación de toda influencia cristiana, de tradiciones, y de símbolos en el sector público y una revisión completa de la sociedad. Sólo entonces América estará preparada para unirse con otros Estados humanistas afines para crear un nuevo orden mundial.

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Notas:
Presentado con autorización del libro:Understanding the Times: The Collision of Today’s Competing Worldviews(Rev. 2nd ed), David Noebel, Summit Press, 2006. Cortesía de John Stonestreet, David Noebel, y del Christian Worldview Ministry en Summit Ministries. Todos los derechos reservados en el original.

1 Read Bain, “Scientific Humanism,” The Humanist (mayo de 1954): 116.
2 Patricia Hill Collins, “Perceptivity and the Activist Potential of the Sociology Classroom,” Humanity and Society (agosto de 1986): 341.
3 The Washington Blade, 18 de diciembre de 1987, 19. Citado en el libro de Mark Schoofs, “International Forum Debates Treatment of Homosexuality.”
4 Erich Fromm, Escape from Freedom (New York, NY: Holt, Rinehart, and Winston, 1969), 12.
5 Erich Fromm, The Sane Society (New York, NY: Holt, Rinehart and Winston, 1955), 362.
6 Walda Katz Fishman y C. George Benello, Readings in Humanist Sociology (Bayside, NY: General Hall, 1986), 3.
7 Fromm, The Sane Society, 20.
8 John F. Glass y John R. Staude, ed., Humanistic Society (Pacific Palisades, CA: Goodyear Publishing, 1972), 165.
9 Ibid., 271-2.
10 Joyce Milton, The Road to Malpsychia: Humanistic Psychology and our Discontents (San Francisco, CA: En¬counter Books, 2002).
11 Curtis W. Reese, “The Social Implications of Humanism,” The Humanist (julio/agosto de 1961): 198.



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